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¿Cómo hacer una cata de Aceite de Oliva Virgen Extra?

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La cocina mediterránea es rica en multitud de productos de una calidad excelsa, de entre los que destaca el Aceite de Oliva que, en su categoría Virgen Extra, es una de las bases más elementales de la mencionada dieta.

De los aceites de oliva que encontramos en el mercado español, esta etiqueta corresponde a la mejor calidad porque procede del verdadero zumo de aceituna sana que se moltura en unas condiciones higiénicas, térmicas y productivas óptimas para mantener la calidad del fruto original.

En Aceite 1881 solo producimos este tipo de aceite, sin defectos sensoriales, que permite una percepción correcta de todas sus propiedades.

Pero, ¿cómo identificamos todos sus matices?

El Aceite de Oliva Virgen Extra está repleto de características que lo hacen un producto único en el mundo y que, para ser distinguidas, deben ser apreciadas a través de los sentidos (vista, olfato y gusto). Así, el aceite desprende aromas, sabores, textura y color, todos valorables a través de la percepción sensorial.

¿Qué necesitamos para hacer una cata de Aceite de Oliva Virgen Extra?

Las catas profesionales de Aceite de Oliva Virgen Extra se realizan todas de modo similar. En ellas, se utilizan copas de color opaco para que los catadores no prejuzguen el aceite a examinar.

La temperatura idónea debe ser de unos 28º para que haya una evaporación de todos sus compuestos aromáticos que se deben concentrar en las copas, que se tapan para favorecer todas estas propiedades.

¿Cómo procedemos a catar?

Las catas de AOVE siguen esta hoja de ruta:

  1. Fase olfativa:

    Es la más importante. Calentamos la copa con las manos para alcanzar la temperatura idónea y, pasados unos segundos, retiramos la tapa para proceder a oler el aceite. Aspiramos profundamente y obtendremos todos los aromas concentrados, que nos harán tener un primer impacto del mismo. De él extraeremos un punto de partida muy importante.

  2. Fase gustativa:

    El momento de probar nuestro Aceite 1881. Valoraremos la intensidad de su sabor y las sensaciones que nos deja en la boca. Para ello, introducimos una pequeña cantidad y lo distribuiremos por toda la cavidad bucal. Es importante aspirar aire sutilmente para que la percepción sensorial se complete gracias al olfato. De esta fase sacaremos todos sus sabores y matices: picantes, suaves, dulces, amargos, almendrados, afrutados… Asimismo, en esta etapa valoraremos su textura.

  3. Fase táctil:

    En este punto evaluaremos la consistencia del AOVE. Sacaremos en claro si es denso, acuoso, suave, pastoso… La textura depende principalmente del contenido de ácido oleico que posee el aceite de oliva, es decir, la grasa monoinsaturada.

Finalmente, tendremos que hacer un resumen de todas las sensaciones percibidas en cada uno de los puntos. Asimismo, podemos verter una pequeña cantidad de AOVE en un recipiente transparente para, finalmente, valorar también su color.

Conforme más catas realicemos, más matices seremos capaces de recoger, es una cuestión de educación al paladar.